El fuego ha sido injustamente
vilipendiado, señalado casi como uno de los jinetes del Apocalipsis... Sí que
es verdad que cuando cuando un gran incendio se abate sobre una comunidad determinada las perdidas materiales y económicas pueden ser
devastadoras. Las ecológicas también pero, el fuego es una parte imprescindible en nuestro entorno mediterráneo, ambos han coevolucionado durante millones de años.
En la naturaleza un fuego perjudica a unos, pero beneficia a otros. Pasear en
la primavera siguiente a un incendio es un espectáculo fascinante de color,
pues las pocas especies que sobrevivieron (sobre todo las que estaban protegidas
en forma de bulbo o rizoma) rebrotan sin competencia con otras especies y con
un suelo abonado, resultado: una floración espectacular de muskari, narcissus,
asphodelus,...
Seguidamente rebrotan de sus
cepas todas las especies del género quercus o las retamas y las cistáceas encuentran su
paraíso. Todo se regenera y años después los troncos en pie nos recuerdan el
acontecimiento, el estado y estadio de la vegetación nos indica el tiempo que
hace que ocurrió.
Pirocúmulo sobre el humo del incendio del Foix (Tarragona, verano de 2012). Estas nubes de tormenta que no llegan a producir lluvia se generan al ascender con el humo la humedad de la vegetación quemada.
Bosque mediterráneo y fuego son consustanciales, no en vano una parte importante
de nuestras especies son pirófitas, o sea, unas soportan el fuego, y otras incluso se benefician de
él.
Retama rebrotando tras un incendio
Espectacular rodal de sonchus tenerrimus gracias a la ceniza del bosquete quemado
Incendio reciente
Incendio antiguo, los árboles o rodales aislados se salvaron de las llamas
Es un grave error la política
actual y la cultura general del "Fuego 0", es un absurdo y un
imposible en un clima como el nuestro. Mientras no se comprenda esto seguiremos
condenados a fuegos devastadores y al bla, bla, bla de ¿que hay que hacer?, ¿quien
es responsable?, ¿como evitarlo?...
Historia de los bosques españoles
Para comprender el siguiente
apartado “Evolución histórica de los incendios forestales” es preciso conocer
la historia de nuestros bosques.
La percepción que tiene la
mayoría de las personas de la historia reciente de la naturaleza en la
península es totalmente errónea y la extendida creencia de que nuestros
antepasados vivían en armonía con el medio es igual de errónea. Simplemente no
disponían de los medio tecnológicos, nada más que accedieron a ellos en el
siglo XX fue una catástrofe. Pero antes del siglo XX España estuvo en una
guerra casi permanente desde antes de los romanos y quemar el bosque era un
arma de defensa, más tarde fue un imperio que necesito de madera para los
barcos y de ganado. Mientras la población no era mucha se salvaban zonas de
bosque, especialmente las más inaccesibles. La desamortización de Mendizabal
entregó a particulares extensas zonas de bosque que pertenecían a la iglesia a
principios de siglo XIX, los nuevos dueños no tardaron en sacar ganancias del
bosque. A final de siglo la población iba en aumento y la gente vivía en todas
partes imaginables y la industrialización del País vasco o Cataluña se hizo a
costa de sus bosques. Hasta aquí solo podemos imaginar lo que ocurría gracias a
distintos escritos, pero llegado el siglo XX ya teníamos cámaras fotográficas
que nos dan fe de que los bosques eran contados, Pirineos estaba prácticamente
pelado, a excepción de bosques inaccesibles y los sotos de los ríos eran casi
inexistentes pues en el mejor de los casos eran dehesas utilizadas para pastar
el ganado. Tras la guerra civil y con la nueva maquinaria se construyeron
pistas a los lugares más inaccesibles y se arrasó con lo que quedaba para
posteriormente replantar pinos.
El material fotográfico de
principios del XX está ahí.
El rastro de todo esto es
evidente todos los bosques españoles, a excepción de pequeños rodales, son
jóvenes, como mucho 50 años y se ve en el tamaño de los árboles. Un bosque
maduro contiene árboles de todos los tamaños, entre ellos muchos con siglos de
vida, y esto solo se ve en los pinares de pino negro de alta montaña y en
rodales aislados en puntos muy concretos.
Interpretando el bosque de Baronia (Bellvei, Tarragona)
Interpretando el bosque de Baronia (Bellvei, Tarragona)
Bosque en Bellvei (Tarragona). Desde lejos es un manto denso y da la sensación de espesura
En unas zonas el sotobosque es más denso y en otras escaso
Paseando por el monte ves un extenso bosque de pino carrasco. Los árboles no son viejos y todos tienen una edad similar (Pista 1). Cuando te adentras en el él descubres que el sotobosque es un denso manto. Este sotobosque salta a la vista que no tiene mucho sentido, a simple vista. Vamos a ver que pasa aquí, enseguida llaman la atención especies que no deberían estar dentro de un bosque que casi cubre el cielo: romeros, lavandas, genistas,... (Pista 2). También llama la atención otras especies que crecen a la sombra del arbolado: encinas, coscojas y algún quejigo (Pista 3). Y una especie de árbol que aún llama más la atención que las anteriores: el algarrobo (Pista 4). Todo esto no encaja, es un puzzle de especies y tamaños sin sentido, hasta que de repente aparecen las principales pistas: muros de piedra aterrazando casi todo el bosque, barracas y pozos, esto lo aclara todo (Pista 5).
Pista 1: Que todos los árboles "grandes", o sea descontando los de distintos tamaños que crecen a su sombra, tengan el mismo tamaño nos indica que nacieron a la vez. No se puede, a priori, relacionar el tamaño con la edad, pues este depende de la lluvia, del tipo de suelo, de la exposición,.. Pero en este lugar y con estas condiciones se puede aventurar una edad: 40-50 años.
Pista 2: Al romero, la lavanda o la genista les gusta el sol y no pintan nada en un bosque espeso, de hecho se les ve espigarse hacia arriba, cosa que no hacen cuando viven a pleno sol. Lo que es absolutamente seguro es que cuando nacieron tenían sol. Esto concuerda con la edad que le hemos dado al bosque, es joven y se está cerrando poco a poco, encerrando a las plantas que necesitan sol.
Pista 3: Las quercíneas nos indican cual es el bosque natural de la zona, los pinos están allí o bien porque se plantaron, o bien porque muchas veces es lo primero en crecer, pero a su sombra crece el arbolado autoctono que más tarde o más temprano desplazará a los pinos.
Pista 4: Los algarrobos en medio del pinar nos dicen que era una de las cosas que se cultivaban antes de crecer el pinar y son supervivientes, que acabarán desapareciendo, pues no se ve ningún pequeño algarrobo creciendo.
Pista 5: Los muros, las barracas, los pozos y canales sutiles en los caminos que conducen a los pozos son la prueba más evidente de que todo este bosque no existía antes y que todo eran campos de cultivo. En este caso concreto, Baronia del Mar (así como casi todos los bosques de la costa catalana) la mayor parte del bosque está aterrazado y los muros suman unos cuantos kilómetros de largo. Todas estas infraestructuras, terrazas, muros, barracas o pozos, fueron el resultado de generaciones de payeses trabajando muy duramente para al final depender de una lluvia que muchos años no llegaba, un enorme esfuerzo para malvivir.
Pequeño detalle que seguro te ha pasado desapercibido al leer la interpretación de este bosque: las infraestructuras humanas lo cubren casi todo, así que a los árboles les quedaban pequeños rincones, bien por su imposibilidad de convertirlo en campo de labor o pequeños rodales usados para conseguir madera y leña, en realidad tampoco eran bosques, si no otra plantación más como las patatas o el maíz.
Aterrazamientos en la comarca de Calatayud (Zaragoza) Esto es aprovechar hasta el último palmo de tierra
Estas dos imágenes no son de dos bosques, si no de una plantación de corcho en una caso y de madera para papel en otro
Y resulta evidente que en un paisaje sin bosque no podía haber mucha fauna salvaje, a parte de conejos: algún zorro, alguna jineta y alguna garduña, que no duraban mucho pues toda la población rural trampeaba y todo lo que se moviera iba a la cazuela, no quiero contar la mañana que se acercaban al gallinero y un predador les había hecho un roto, esa misma noche montones de lazos y cepos decoraban el entorno y hasta que no caía no paraban.
Esta misma historia es extrapolable a cualquier parte de España.
¿Pero como era el bosque en España antes de todo esto?
Nos han contado aquello de que una ardilla podía cruzar la península de norte a sur sin bajarse al suelo, así que tenía que ser una masa continua y virginal, pero resulta que esto no era si, por la sencilla razón de que era imposible, varios detalles le delatan:
- En una masa de bosque continua como esta no tenían cabida los bisontes, las águilas reales o imperiales y en general una gran cantidad de especies vegetales y animales que precisan de espacios abiertos para vivir.
- El hecho de que buena parte de nuestra vegetación sea pirófita nos indica que ha coevolucionado con el fuego.
Es preciso recordar que hace 5.000 años no había cuadrillas de bomberos forestales, ni maquinaria, así que cuando un rayo generaba un incendio a final de junio, con el estío avanzado, este incendio podría estar activo durante semanas y meses, hasta que se apagaba solo al llegar a lugares que no podía cruzar o llegaba una época de fuertes tormentas.
Tras un incendio bisontes, uros, cebros, ciervos o caballos aprovechaban el pasto y los rebrotes tiernos de los árboles y arbustos y mantendrían una pradera artificial. Como la presión de los fitófagos no era muy grande, en comparación con el ganado doméstico que se mantiene artificialmente con altas densidades de ejemplares, el bosque se iría regenerando con el tiempo. De esta forma la península ibérica era un mosaico formado por todos los estadios entre la pradera y el bosque: praderas, zonas arbustivas, bosques jóvenes y maduros
Evolución histórica
de los incendios forestales
A finales del siglo XX y
principios del XXI España se ha visto azotada por los incendios más severos
conocidos, no es una percepción errónea, tiene que ver con la historia reciente
y esto a pesar de destinar a la lucha contra el fuego cada vez más medios, ¿por
qué?. Es sencillo, si antes no había bosques, resulta evidente que no se podían
quemar. Donde había bosques los cuidaban por que eran productivos, por un lado
árbol que moría inmediatamente era retirado e incluso las ramas que se secaban al
crecer el árbol se utilizaban para leña. Por otro lado cuando paseamos ahora
incluso por los bosques madereros observamos un impresionante sotobosque, esto
evidentemente depende de la zona y de épocas húmedas o secas, este sotobosque
es “combustible”, pero antes no era así, antes no existía el sotobosque porque
era ramoneado por el ganado, los bosques eran dehesas en la inmensa mayoría de
los casos.
Estos dos imágenes están tomadas a escaso cientos de metros una de otra en los pinares del sur de Teruel. En una la presión ganadera es muy alta, en la otra es mucho menor y los arbustos se encuentran en plena fase de regeneración
Cambia la forma de vida y como consecuencia no se retira la madera muerta del bosque y el ganado ya no lo pastorea, por lo tanto: en las últimas décadas los incendios son más virulentos por que en el bosque hay mucha leña seca que no se retira y espeso sotobosque, gasolina pura.
Pero la leña no es el
problema ya que arde lentamente, realmente lo es el sotobosque: arbustos y
hierba alta arden explosivamente.
Abundante y buen combustible
El sotobosque necesita sol para
crecer y el sol solo entra en los bosques jóvenes, cuando estos maduran cierran
totalmente el dosel arbóreo impidiendo el crecimiento del sotobosque. En un
bosque maduro los incendios no son virulentos porque tan apenas hay
combustible.
Selva de Oza (Pirineo oscense) Las pocas plantas que crecen en el interior del bosque suelen florecer muy tempranamente, antes de que las hojas impidan que la luz del sol llegue al suelo. Aquí es imposible un incendio forestal o de darse sería poca cosa que no afectaría a los árboles
Por lo tanto la evolución a peor
de los incendios forestales en las últimas décadas es España están totalmente
correlacionados con la edad de nuestros bosques y esta con nuestra historia
reciente.
Se está vertiendo una cascada de
ideas sobre como acabar con esta plaga y cada uno suelta la suya, la gente de
campo tiene su verdad absoluta, la de ciudad la suya, los ecologistas otra y
los ingenieros forestales otra diferente.
En una cosa está todo el mundo de
acuerdo: la falta de gestión del bosque es el problema, a partir de aquí ya no
hay acuerdo.
La solución principal que aportan
ingenieros y gente de campo es que hay que limpiar el bosque” El fuego se apaga
en invierno”, el problema de esta idea es que si se limpia el bosque dejará de
ser tal, para convertirse en otra cosa. Un bosque sin madera muerta supone la desaparición de los pícidos, por ejemplo. Y no son los únicos que se alimentan de los insectos xilófagos que abundan en la madera muerta.
¿Que hacer contra el fuego?
Abeto trabajado por el pito negro
Marcas de los escolítidos bajo la corteza
¿Que hacer contra el fuego?
La solución la tenemos delante
para quien quiera verla: imitar la naturaleza...
¿Que aplicación práctica tiene todo esto?
Empezemos rehaciendo la pregunta, cambiemos ¿que hacer contra el fuego? por ¿Que hacer con el fuego?. Y la primera respuesta es dejar claro que como enemigo el fuego es temible y en las actuales circunstancias combatirlo es meterse en un callejón sin salida. Aliarnos con él es mucho más sensato, además de la única salida.
Así pues, utilicemos el fuego como herramienta de gestión, pero antes de esto aclarar como deben ser nuestros bosques, pero no desde lo que a nosotros nos deje de parecer o no, si no desde lo que le parece a la naturaleza de nuestros bosques.
¿Que aplicación práctica tiene todo esto?
Empezemos rehaciendo la pregunta, cambiemos ¿que hacer contra el fuego? por ¿Que hacer con el fuego?. Y la primera respuesta es dejar claro que como enemigo el fuego es temible y en las actuales circunstancias combatirlo es meterse en un callejón sin salida. Aliarnos con él es mucho más sensato, además de la única salida.
Así pues, utilicemos el fuego como herramienta de gestión, pero antes de esto aclarar como deben ser nuestros bosques, pero no desde lo que a nosotros nos deje de parecer o no, si no desde lo que le parece a la naturaleza de nuestros bosques.
¿Como era nuestro bosque primigenio?, esto ya lo tenemos claro, por lo tanto la respuesta es sencilla: volvamos al mosaico, ¿Como?:
1º. Rompamos las masas de bosque continuo rehaciendo claros entre medio
De esta forma desaparecerán los grandes incendios pues al avanzar el fuego más temprano que tarde se le acabará el bosque que quemar y se apagará por sí solo. En estas condiciones los costes de la lucha contra el fuego y las consecuencias sociales que generan los incendios serían infinitamente menores.
1º. Rompamos las masas de bosque continuo rehaciendo claros entre medio
De esta forma desaparecerán los grandes incendios pues al avanzar el fuego más temprano que tarde se le acabará el bosque que quemar y se apagará por sí solo. En estas condiciones los costes de la lucha contra el fuego y las consecuencias sociales que generan los incendios serían infinitamente menores.
2º. Volver a introducir el ganado
Es absurdo mantener los cortafuegos con hombres trabajando a mano, además su mantenimiento no es el adecuado y por lo tanto la realidad es que los fuegos los saltan sin problema. El ganado trabaja gratis, es mucho más efectivo, producen carne, leche y otros subproductos de gran calidad y muy importante en estos momentos: la ganadería extensiva no puede competir con la estabulada, pero esta ganadería aportaría al ganadero un sueldo por la producción de carne y derivados más el sobresueldo que se le aportaría por mantener limpios los cortafuegos, los claros entre medio de los bosque y las zonas de protección entorno a núcleos urbanos e infraestructuras. Y esto costaría en euros infinitamente menos que todo plan actual de lucha contra el fuego.
Esto tendría varias consecuencias:
- Estaríamos evitando en buena medida la caída de las rentas rurales y la despoblación del medio rural
- Cambiaríamos la tendencia de cada vez comer carne de peor calidad (estabulada) por una carne ecológica alimentada con productos naturales y mucho menos medicada.
- Una porción importante del país no produce nada a excepción de gastos y de caza, pues la extracción de madera no es rentable en buena parte de los bosques. De esta forma ahorraríamos dinero por un lado y por otro el bosque comenzaría a aportar algo a nuestra economía.
Por contra en las zonas donde la presión ganadera es excesiva, esto ocurre principalmente en toda la cornisa cantábrica, en zonas de las mesetas castellanas, Sierra Morena o las dehesas extremeñas se debería cerrar pequeñas zonas para que la vegetación se regenerara. Pequeños o medianos rodales no significarían una merma significativa par la economía local, pero en general la mentalidad rural es muy reacia a este tipo de actuaciones, por lo que se debe actuar con mucha prudencia y estudiar compensaciones, que no tiene porqué ser económicas.
3º. Utilizar el fuego
En la situación actual con enormes masas de bosque continuo, en buena parte pinares (lo que alguien ha denominado "plantar" bidones de gasolina por su altísima combustibilidad) y un sotobosque denso los fuegos son inevitables, así que donde sea preciso utilicemos el fuego de forma controlada y en las épocas más adecuadas para nosotros y menos para que el fuego se descontrole.
4º Reforestación y gestión de los bosques
Hasta no hace mucho tiempo se llevaban a cabo intensas campaña de reforestación, fuera para reforestar cultivos o pastos abandonados o zonas debastadas por incendios forestales. Sutilmente y sin que haya trascendido mucho a la opinión pública esto ha dejado de hacerse, aunque en el mundo medioambientalista se sigue regularmente realizando actividades de reforestación.
La gestión a realizar depende de la zona de la que se trate, pero en general la reforestación es una perdida de tiempo y de esfuerzos puesto que la naturaleza la realiza por sí sola, esto es sencillo de ver al año siguiente de cualquier incendio incendio.
En las zonas donde existen grandes extensiones sin arbolado, sea por exceso de presión ganadera o porque son campos de cultivo extensivos la introducción de rodales de vegetación natural tendría un efecto muy beneficioso para la biodiversidad. En estas zonas se deberían plantar pequeños rodales que pueden variar desde decenas de metros cuadrado a centenares, esto dependerá de las posibilidades del terreno y del uso que de él se hace.
Pinares del barrio de Torrero (Zaragoza) estas plantaciones son pobrísimas biológicamente, como se puede apreciar en la foto superior. En la inferior se puede ver el resultado de los claros abiertos por la muerte de algunos árboles. El ayuntamiento llevo a cabo un aclarado a principios del 2000, en ellos la mejora ha sido notable. Hay que tener en cuenta que el clima de la zona es muy especial por su aridez, por lo que las acciones a desarrollar no pueden ser las mismas aquí que en zonas más húmedas.
En las zonas donde el problema no es el ganado, si no la explotación maderera actuar de forma similar a las anteriores, además de imponer que un pequeño porcentaje de árboles sean respetados en las tandas de corta, para que de esta forma vuelvan a estar presentes árboles de gran tamaño, prácticamente inexistentes. En algunas zonas, como el sur de Teruel, la recolección de setas, en este caso el boletus edulis, ha supuesto una aportación económica superior al de la corta de madera, por lo que se puede estudiar en distintas zonas alternativas como esta.
Una medida complementaria a estas actuaciones sería declarar distintas zonas como reservas biológicas libres de cualquier uso e incluso del acceso libre de los ciudadanos, zonas cerradas excepto para los especialistas.
Pequeñas medidas y poco conflictivas supondrían un importante aumento en nuestra riqueza biológica.
5º Vehículos en el monte
Hay zonas de España donde esto es un serio problema, especialmente en el entorno de zonas densamente pobladas, los bosques litorales y prelitorales de Cataluña son un triste ejemplo: erosión, molestias a la fauna en épocas críticas y a los aficionados que pretenden disfrutar de un día de campo y por último y muy especialmente, en estas donde llega un vehículo hay escombreras descontroladas. Los vehículos a motor deben desaparecer de las pistas de tierra. Puesto que todos los ciudadanos tenemos nuestros gustos y los mismos derechos se deben de acotar una serie de zonas donde los aficionados al motor disfruten de su afición, pero la prohibición absoluta donde no esté permitido.
En este sentido las competiciones de trial debe ser absolutamente prohibidas en cauces de ríos, es un desastre biológico que no se puede permitir, para ello deberían de generarlos artificialmente y en sentido darles todos los apoyos necesarios.
Resumiendo
Es absurdo mantener los cortafuegos con hombres trabajando a mano, además su mantenimiento no es el adecuado y por lo tanto la realidad es que los fuegos los saltan sin problema. El ganado trabaja gratis, es mucho más efectivo, producen carne, leche y otros subproductos de gran calidad y muy importante en estos momentos: la ganadería extensiva no puede competir con la estabulada, pero esta ganadería aportaría al ganadero un sueldo por la producción de carne y derivados más el sobresueldo que se le aportaría por mantener limpios los cortafuegos, los claros entre medio de los bosque y las zonas de protección entorno a núcleos urbanos e infraestructuras. Y esto costaría en euros infinitamente menos que todo plan actual de lucha contra el fuego.
Esto tendría varias consecuencias:
- Estaríamos evitando en buena medida la caída de las rentas rurales y la despoblación del medio rural
- Cambiaríamos la tendencia de cada vez comer carne de peor calidad (estabulada) por una carne ecológica alimentada con productos naturales y mucho menos medicada.
- Una porción importante del país no produce nada a excepción de gastos y de caza, pues la extracción de madera no es rentable en buena parte de los bosques. De esta forma ahorraríamos dinero por un lado y por otro el bosque comenzaría a aportar algo a nuestra economía.
Por contra en las zonas donde la presión ganadera es excesiva, esto ocurre principalmente en toda la cornisa cantábrica, en zonas de las mesetas castellanas, Sierra Morena o las dehesas extremeñas se debería cerrar pequeñas zonas para que la vegetación se regenerara. Pequeños o medianos rodales no significarían una merma significativa par la economía local, pero en general la mentalidad rural es muy reacia a este tipo de actuaciones, por lo que se debe actuar con mucha prudencia y estudiar compensaciones, que no tiene porqué ser económicas.
3º. Utilizar el fuego
En la situación actual con enormes masas de bosque continuo, en buena parte pinares (lo que alguien ha denominado "plantar" bidones de gasolina por su altísima combustibilidad) y un sotobosque denso los fuegos son inevitables, así que donde sea preciso utilicemos el fuego de forma controlada y en las épocas más adecuadas para nosotros y menos para que el fuego se descontrole.
4º Reforestación y gestión de los bosques
Hasta no hace mucho tiempo se llevaban a cabo intensas campaña de reforestación, fuera para reforestar cultivos o pastos abandonados o zonas debastadas por incendios forestales. Sutilmente y sin que haya trascendido mucho a la opinión pública esto ha dejado de hacerse, aunque en el mundo medioambientalista se sigue regularmente realizando actividades de reforestación.
La gestión a realizar depende de la zona de la que se trate, pero en general la reforestación es una perdida de tiempo y de esfuerzos puesto que la naturaleza la realiza por sí sola, esto es sencillo de ver al año siguiente de cualquier incendio incendio.
En las zonas donde existen grandes extensiones sin arbolado, sea por exceso de presión ganadera o porque son campos de cultivo extensivos la introducción de rodales de vegetación natural tendría un efecto muy beneficioso para la biodiversidad. En estas zonas se deberían plantar pequeños rodales que pueden variar desde decenas de metros cuadrado a centenares, esto dependerá de las posibilidades del terreno y del uso que de él se hace.
Enormes extensiones de cultivos con una biodiversidad muy baja. Pequeños rodales entre campos o en las zonas que no se cultivan supondrían una importante mejora
En las zonas donde el problema no es el ganado, si no la explotación maderera actuar de forma similar a las anteriores, además de imponer que un pequeño porcentaje de árboles sean respetados en las tandas de corta, para que de esta forma vuelvan a estar presentes árboles de gran tamaño, prácticamente inexistentes. En algunas zonas, como el sur de Teruel, la recolección de setas, en este caso el boletus edulis, ha supuesto una aportación económica superior al de la corta de madera, por lo que se puede estudiar en distintas zonas alternativas como esta.
Una medida complementaria a estas actuaciones sería declarar distintas zonas como reservas biológicas libres de cualquier uso e incluso del acceso libre de los ciudadanos, zonas cerradas excepto para los especialistas.
Pequeñas medidas y poco conflictivas supondrían un importante aumento en nuestra riqueza biológica.
5º Vehículos en el monte
Hay zonas de España donde esto es un serio problema, especialmente en el entorno de zonas densamente pobladas, los bosques litorales y prelitorales de Cataluña son un triste ejemplo: erosión, molestias a la fauna en épocas críticas y a los aficionados que pretenden disfrutar de un día de campo y por último y muy especialmente, en estas donde llega un vehículo hay escombreras descontroladas. Los vehículos a motor deben desaparecer de las pistas de tierra. Puesto que todos los ciudadanos tenemos nuestros gustos y los mismos derechos se deben de acotar una serie de zonas donde los aficionados al motor disfruten de su afición, pero la prohibición absoluta donde no esté permitido.
En este sentido las competiciones de trial debe ser absolutamente prohibidas en cauces de ríos, es un desastre biológico que no se puede permitir, para ello deberían de generarlos artificialmente y en sentido darles todos los apoyos necesarios.
Resumiendo
1º. Gestionar el bosque de esta forma acabaría con los incendios devastadores.
2º. Sería un importantísimo apoyo para la economía del mundo rural e incluso permitiría fijar población en zonas donde se está perdiendo.
3º. Una aportación a la economía del país en vez de un gasto.
4º. Un bosque continuo es bonito, pero pobre ecológicamente, no deja de ser un monocultivo, el mosaico es donde está la riqueza.
5º Permitiría complementar el monocultivo turístico de playa con el de naturaleza, cosa muy valora en otros países europeos.
6º Estas o cualquieras otras medidas deben contar con las distintas sensibilidades, la situación actual donde unos salen perjudicados y otros beneficiados en una zona y al contrario en otra no puede continuar. Las reticencias y conflictos que inevitablemente acompañan a cada medida proteccionista no es una condena inevitable, el permanente conflicto actual entre unos y otros es el resultado de políticas erráticas, más en función de la política que de la gestión medioambiental racional y profesional.
!No es inevitable este conflicto permanente!
Fantástico y precioso hayedo de Leitzaran en Navarra...pero muy pobre ecologicamente
Villanua, Pirineo oscense, la mezcla de setos, pastos, zonas arbustivas, soto ribereño, a la izquierda encinar húmedo y encima hayedo y roquedo también es una mezcla de las especies animales asociadas a cada medio
Incendios forestales
Juli G. Pausas, 2012
Los incendios forestales no tienen buena fama, pues solemos relacionarlos con desastres naturales que conllevan destrucción y, en ocasiones, también víctimas humanas. Sin embargo, y como este libro explica, hay otra visión menos negativa si tenemos en cuenta que los incendios forman parte de la naturaleza y han moldeado la diversidad de nuestros ecosistemas durante millones de años. Pero, aunque existen regímenes de incendios que son naturales y totalmente sostenibles desde el punto de vista ecológico, la gran cantidad de viviendas construidas actualmente en nuestros montes hace que algunos de ellos sean insostenibles desde el punto de vista socioeconómico, lo que genera muchos conflictos en la gestión del territorio. La rama de la ciencia que estudia el papel de los incendios en los organismos y los ecosistemas (la ecología del fuego) proporciona la base científica para mejorar la gestión del territorio en ambientes donde los incendios tienen un papel preponderante. Para poder realizar una gestión sostenible de los recursos es necesario tener una base sólida sobre los procesos implicados y esta obra aporta algunos de esos conocimientos básicos al público general y, en especial, a los estudiantes, profesores, gestores e investigadores interesados en la ecología, así como a todas las personas aficionadas a la naturaleza.
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